Prevenir desde la educación

En seguridad vial, para que la prevención sea efectiva, es preciso una intervención multifactorial: en el diseño de las vías, en los sistemas de ayuda y mantenimiento de los vehículos, pero también, y de forma muy destacada, en el comportamiento de las personas.

Desde la infancia y a lo largo de toda la vida, vivimos en un entorno en el que la movilidad tiene un papel muy relevante. Sea cual sea el modo de transporte que utilicemos, precisamos de conocimientos, habilidades y actitudes que nos permitan desplazarnos con seguridad y que contribuyan a que nuestras vías sean auténticos espacios de respeto y convivencia.

En este contexto, la educación para la movilidad segura se presenta como una herramienta útil para que las personas dispongamos de una ajustada percepción del riesgo, ya que este es el primer eslabón, quizás el más importante, en la cadena de la prevención. No cabe duda que la mejor manera de minimizar las consecuencias de los accidentes es "no tener accidentes", y que esto está en manos de cada persona.

La Dirección de Tráfico pone a disposición de los agentes educativos (familias, centros escolares, escuelas de conductoras/es, tiempo libre…) diferentes acciones y recursos diseñados para que cada persona integre los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias que le permitan ejercer su derecho a moverse en el espacio público respetando tanto su seguridad como la del resto de usuarios y usuarias.