La vía y sus factores atmosféricos

A TENER EN CUENTA...

La circulación con tiempo lluvioso exige una mayor atención por parte del conductor o conductora, para prevenir los riesgos que se derivan de viajar sobre pavimento mojado. Tanto neumáticos como parabrisas han de encontrarse en perfecto estado antes de iniciar la marcha; durante el trayecto, hay que respetar las distancias de seguridad, la velocidad y conectar el alumbrado si la visibilidad es deficiente.

CONSEJOS

Unos neumáticos desgastados no desplazan bien el agua y pueden ser la causa de un accidente. Por eso, hay que sustituirlos periódicamente.

En condiciones meteorológicas adversas, modere la velocidad y aumente la distancia con respecto a los automóviles que circulan delante. Piense que con el piso mojado se necesita más espacio para detener el vehículo.

Las escobillas de los limpiaparabrisas deben estar siempre en buenas condiciones. No debemos esperar a que empiece el mal tiempo para cambiarlas.

A TENER EN CUENTA...

Si nos vemos envueltos en una tormenta cuando circulamos en nuestro vehículo deben adoptarse una serie de medidas preventivas.

CONSEJOS

El interior del vehículo es un lugar seguro ante la caída de rayos, pero siempre y cuando mantengamos el habitáculo totalmente cerrado, incluidas las ventanillas.

No conviene tener encendidos sistemas eléctricos que no sean estrictamente necesarios para el funcionamiento del vehículo, tales como el radiocassette, que pueden sufrir descargas eléctricas.

Si la intensidad del aguacero lo aconseja es incluso conveniente detener el vehículo al borde de la calzada, donde no afecte a la circulación, y esperar a que pare de llover.

No hay que detenerse nunca en lugares que puedan suponer peligro para otras personas usuarias, como túneles o debajo de puentes, ni aún en caso de tormentas de granizo.

A TENER EN CUENTA...

Conducir con buen tiempo no suele ofrecer mayores complicaciones. Sin embargo, el sol, sobre todo en determinadas épocas del año que se encuentra muy abajo; puede ser muy molesto para quienes conducen.

CONSEJOS

Es conveniente tener siempre en el vehículo un par de gafas adecuadas, limpias y siempre a mano para poder acceder a ellas sin perder de vista la carretera.

Conviene tener siempre en cuenta la posibilidad de sufrir un deslumbramiento por el sol de frente, sobre todo si nos disponemos a iniciar maniobras de riesgo como los adelantamientos.

Hay que prevenir la posibilidad de deslumbramientos también cuando salimos de una zona sombría o de un túnel a otra soleada.

Hay que prever que también las otras personas conductoras con las que nos cruzamos pueden verse deslumbradas y realizar súbitas maniobras que nos pueden afectar.

A TENER EN CUENTA...

La noche es peligrosa para conducir. La mitad de los accidentes ocurren en esas horas, a pesar de que en ellas sólo se desenvuelve una sexta parte del tráfico total. La disminución de la capacidad visual y deslumbramientos originan incertidumbres y riesgos.

CONSEJOS

La capacidad visual de cualquier conductor o conductora, incluidas las personas jóvenes, se ve mermada en aproximadamente un 10% durante la noche.

Los y las motoristas deben cambiar la pantalla del casco cuando ésta no se encuentra en perfectas condiciones. De noche, una pantalla rayada difumina la luz, produce reflejos y, por consiguiente, disminuye notablemente la visibilidad.

A TENER EN CUENTA...

A pesar de los esfuerzos realizados para mejorar la aerodinámica de los vehículos, estos siguen siendo muy sensibles al viento lateral. Los peligrosos efectos del viento se hacen sentir al cruzar bajo un puente, salir de un túnel, transitar junto a edificios aislados, abandonar el cobijo de un bosque o efectuar adelantamientos a camiones voluminosos.

CONSEJOS

Los lugares más peligrosos por la posible presencia de viento lateral son los puentes, el final de las veredas de los bosques y las salidas de túneles.

Cuando adelantamos a un camión debemos prever la posible existencia de ráfagas de viento lateral que alteren la trayectoria de nuestro vehículo, sobre todo si circulamos a velocidades elevadas.

A TENER EN CUENTA...

Cuando un tramo de la carretera está afectado por un riesgo específico, se coloca en él la señal de advertencia de peligro, distinguida por su forma triangular bordeada en rojo. Un pictograma indica el peligro concreto ante el que la persona que conduce debe prevenirse adoptando las precauciones que correspondan al enunciado de la señal.

CONSEJOS

Muchos conductores y conductoras, por simple rutina, no prestan la debida atención a las señales de peligro; sin embargo, no se debe olvidar que este tipo de señalización se coloca en puntos especialmente problemáticos para prevenir sobre determinados peligros.

La interpretación de una señal de peligro debe ser en un sentido amplio. Por ejemplo, cuando encontramos una señal de desprendimiento debemos prever tanto la posible caída de piedras como que éstas se encuentren ya en la calzada.

Al encontrarnos una señal de peligro indefinido debemos ponernos en alerta y prestar especial atención a lo que podamos encontrarnos en la carretera o en sus aledaños. Aún más cautela debemos adoptar si se trata de una señal de situación de peligro, dotada de catafaros en sus vértices.

A TENER EN CUENTA...

El hielo es un elemento muy negativo para el tráfico, incluso para las personas viandantes. Se forma en poco tiempo y es difícil advertir con tiempo su presencia. Por eso, en los días de mucho frío, hay que adoptar precauciones en lugares sombríos, puentes y zonas expuestas a corrientes, empleando gran suavidad en el uso del freno.

CONSEJOS

Frente al hielo, la mejor medida de seguridad que se puede tomar en días de mucho frío es conducir con la máxima precaución, previendo su presencia sobre todo en determinados tramos.

El parabrisas es uno de los primeros sitios en los que puede apreciar la existencia de hielo, pero existen mecanismos más fiables, como los termómetros que miden la temperatura exterior, muy aconsejables en invierno.

Cuando el hielo aparece, ni tan siquiera los modernos sistemas como el ABS o la tracción total nos liberan del peligro de sufrir un patinazo, por lo que no cabe más que disminuir la velocidad y aumentar la prudencia.

A TENER EN CUENTA...

Cuando el agua existente en la calzada es abundante, los neumáticos pierden adherencia y el vehículo patina sin control: es el aquaplanning, peligroso fenómeno que se acentúa cuando el dibujo de las ruedas está desgastado o la velocidad es excesiva. El aquaplanning es la verdadera causa de muchos accidentes que se atribuyen erróneamente a fallos en la dirección.

CONSEJOS

Tres son los factores que hacen que se produzca el aquaplanning:

El mal estado de los neumáticos Una carretera con demasiada agua embalsada Una velocidad excesiva

Cuando circulamos excesivamente rápido en una carretera mojada, el dibujo del neumático no puede evacuar el agua con suficiente rapidez y la rueda patina sobre la superficie mojada. El vehículo se domina con dificultad.

El aquaplanning es la verdadera causa de muchos accidentes que, sin embargo, se atribuyen erróneamente a fallos en la dirección. Para prevenirlo hay que usar neumáticos en buenas condiciones y reducir la velocidad en días de lluvia.

A TENER EN CUENTA...

En tiempo frío y húmedo suele aparecer en algunas zonas la niebla, fenómeno meteorológico que reduce drásticamente la velocidad. En su presencia, hay que disminuir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad. Es preciso encender el alumbrado y no guiarse por falsas referencias, ya que la niebla desfigura la realidad.

CONSEJOS

Hay zonas de la Comunidad Autónoma Vasca que son más propensas a la aparición de la niebla. Quienes circulan por ellas habitualmente deben tenerlo en cuenta pues el nivel de riesgo aumenta con este fenómeno.

Una práctica habitual con niebla es guiarse por las luces traseras del coche que precede. Es peligroso ya que el conductor o conductora de dicho vehículo no tiene más visibilidad que nosotros y nosotras y puede inducirnos a cometer errores.

Si nos guiamos por la línea central de la calzada debemos hacerlo sin circular por ella, pues podemos encontrarnos con otro vehículo en sentido contrario haciendo lo mismo y colisionar con él.